martes, 20 de mayo de 2014

ETAPAS SENSIBLES

FASES SENSIBLES DEL NIÑO EN EL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO


Hoy en día sabemos que el proceso de desarrollo del ser humano no se realiza de forma lineal,  sino que tiene lugar de acuerdo a la sucesión de períodos en estrecha relación con la edad y  las condiciones individuales de vida.

Las cualidades físicas básicas, el dominio de la técnica, etc. poseen una evolución a lo largo de  la vida del individuo y dentro del desarrollo de cada una de estas cualidades existen unos  periodos o fases en los cuales el desarrollo de esa capacidad se ve favorecido si se estimula  adecuadamente el organismo, son las fases sensibles.


Las fases sensibles son: “aquellos periodos delimitados del desarrollo durante los cuales los  seres humanos reaccionan de modo más intenso que en otros periodos ante determinados  estímulos externos, dando lugar a los correspondientes efectos”. (Reinhardt Winter, 1986).
Consideramos las fases sensibles como unas etapas recomendables para llevar a cabo el  entrenamiento de ciertas capacidades con el fin de evitar riesgos y favorecer el  afianzamiento de una reserva de entrenamiento duradera. Aunque también tenemos que  conocer que es algo que no está científicamente probado.

Por tanto, es importante saber y tener en cuenta que cada individuo tiene un proceso de
evolución-involución fisiológico determinado. El proceso evolutivo del niño y la niña presenta  enormes diferencias individuales en función de la alimentación, higiene, clima, actividad física,  cultura, herencia...

Edad Biológica (Edad desarrollo de la persona) ≠ Edad Cronologica


Por lo general, la evolución biológica en función de la madurez de las capacidades coordinativas y condicionales en niños o niñas y jóvenes tiene el siguiente proceso:
• Madurar a partir de los 6 años las estructuras coordinativas básicas, alcanzando su máximo a los 11-12 años.
• A partir de los 11-13 años aproximadamente, se inician las fases sensibles para el desarrollo y construcción de las capacidades de condición física (Grosser, Brüggemann, & Zintl, 1989).


El conocimiento del contenido y características de las fases sensibles es de vital importancia para el desarrollo con los jóvenes y su adecuada rentabilización. En la siguiente figura podemos observar un modelo de dichas fases elaborado por Martín (1982), y en el que se representan los momentos en que, se especifican la predisposición a la mejora para cada cualidad, expresado en edades. Las zonas en las que se concurren más zonas oscuras, son las más idóneas (periodos entrenantes) para trabajar dicha cualidad.

Modelo de fases sensitivas (Martin, 1982)

  • Las cualidades Psico-Motoras, podemos observar que es la edad de 9 a 13 años en donde se encuentra la zona de mayor influencia. Esto quiere decir que en esas edades es cuando se debe realizar una acción educativa adecuada, sin dejar pasar la oportunidad de influir positivamente sobre dichas cualidades. De no ser así, supondrá una deficiencia que se hará más notoria a medida que el sujeto progrese en su formación deportiva.
  • Las capacidades de aprendizaje motor, estrechamente relacionadas con las anteriores, mejoran también entre los 7 y los 12 años. Debido a la maduración del Sistema Nervioso Central.
  • Las capacidades de resistencia. Si bien los niños y niñas reaccionan a partir de los 8 años aproximadamente con adaptaciones estructurales y funcionales ante formas aeróbicas (carreras continuas de ritmo suave), la fase sensible concreta no comienza hasta la pubertad, entonces sí que existen todos los requisitos para una efectividad verdadera de la capacidad aeróbica. o El entrenamiento de la capacidad anaeróbica en edades juveniles requiere necesariamente una buena base aeróbica.
  • La fuerza: El desarrollo muscular de los chicos siempre es 2-3 años más retrasado que el de las chicas. Este diferente tipo de desarrollo culmina con una diferencia cercana al 35-40% entre ambos sexos en valores absolutos, debido a diferencias a nivel hormonal.
  • La aportación energética por vía aeróbica es positiva a partir de los 8 años.
  • La coordinación inter-muscular tiene una fase sensible entre los 11 y 13 años.
  • El aumento de la sección transversal de la fibra muscular se inicia a partir de la pubertad, causa de la producción hormonal (principalmente la testosterona). Fase sensible al trabajo de la fuerza máxima: entre los 17-19 años.
  • Flexibilidad. En las primeras edades se realizará principalmente un trabajo activo de amplitud o de movilidad articular.
  • La velocidad. Los rendimientos de velocidad resultan de capacidades muy complejas.
  • Las fases sensibles para los diferentes componentes son: o Tiempo de reacción y velocidad cíclica entre los 7 y 12 años. o La aceleración entre los 9 y 13 años en chicas y 10/11-15 años en chicos.

En resumen, primero “maduran” a partir de los 6 años las estructuras coordinativas básicas, alcanzando su máximo nivel a los 11-12 años y a partir de los 11-13 se inician las fases sensibles para el desarrollo de las capacidades condicionales, excepto la fuerza en el sentido de la hipertrofia muscular (fuerza máxima) que debe esperar un poco más.

Posibles comienzos del entrenamiento normal y forzado de los diferentes elementos de la condición física en las distintas edades. F. Navarro (1993)
Leyenda: + Inicio con precaución (1-2 días x semana); + + incremente del entrenamiento (2-5 días x semana); + + + entrenamiento de alto rendimiento;  >>>  a partir de aqui progresivo.

Como se puede deducir de todo lo comentado, el niño y la niña no es una persona adulta pequeña con el que se pueda entrenar de la misma manera pero en menor cantidad.
¡Advertimos de las especializaciones demasiado tempranas con una base muy escasa!, las consecuencias son estancamientos y barreras de rendimiento alrededor de los 14-17 años.
Diversos autores han propuesto que a la edad infantil solo se debe de plantear un entrenamiento básico y multilateral, que desarrolle una base variada y amplia en los diferentes deportes, y la formación de un buen esquema motor, teniendo en cuenta que cada niño o niña tiene una diferente velocidad de aprendizaje, debiéndose reorientar los contenidos en función de sus progresos individuales.

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